El 25 de julio de 1835, día de san Jaime, patrón de España, una turba de barceloneses alterados por una mala corrida de toros salió a la calle, quemó 15 conventos y asesinó a 16 frailes y dos sacerdotes.
Este 25 de septiembre del 2011, se llevará a cabo la última corrida en la plaza Monumental de Barcelona, tres meses antes de que entre en vigor la prohibición de la tauromaquia en Cataluña. Dos siglos después no habrá motines, pero sí emoción y controversia por el final de una tradición.
Y en el centro, José Tomás. El diestro madrileño, de 36 años, un mito hermético y ensimismado, será por iniciativa propia uno de los tres matadores del cartel de hoy.
La prohibición del toreo en Cataluña fue impulsada en el 2009 por el colectivo Prou, que entregó 180.000 firmas en el Parlamento catalán para pedir el fin de la fiesta brava.
Según Helena Escoda, representante del colectivo, el objetivo era evitar el sufrimiento de los toros, que considera "algo muy cruel". Pero no todos piensan lo mismo, especialmente los pro taurinos, que aseguran que el nacionalismo catalán está detrás de todo.
"Es una maniobra política", afirma Paco Píriz, presidente de la Unión de Taurinos y Aficionados de Cataluña. "Los nacionalistas se han convencido de que los toros son españoles, cuando son catalanes desde hace siglos", agrega. David Guillén, de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, dice que "no se prohíben para defender a los animales, sino por razones particulares de políticos que luego se hinchan con los mejores filetes de ternera".
El entierro del toreo en Cataluña es un síntoma de su declive general en España, donde el 60 por ciento no tiene el menor interés por la fiesta -aunque un 57 tampoco quiere que se
prohíba-.
En la plaza Monumental (20.000 localidades) no habrá ni un asiento vacío. La demanda por asistir al funeral del toreo en Cataluña se dispara y por toda España resuena el debate sobre las causas de la abolición.
Fuente EL TIEMPO
Barcelona
0 Comentarios En "Barcelona dice adiós para siempre a la fiesta brava"