"El alma es la misma en todas las criaturas vivientes, aunque el cuerpo de cada una sea diferente."
Hipócrates
La discriminación y la desigualdad son actitudes comunes en nuestra especie. Y esta discriminación y desigualdad que imponemos en el mundo son producto de los prejuicios que hemos ido construyendo generación tras generación. Siempre dejamos que las ideas de otras personas determinen nuestros actos sin importar si muchas de ellas tienen o no consecuencias desastrosas para el entorno y para nosotros mismos. Seguir defendiendo la idea de que el hombre es el centro del universo es hoy en día una idea menos verosímil. Cada vez más nos damos cuenta de que existen muchas otras formas de vida (especies) que poseen costumbres o comportamientos tan complejos como los nuestros. Sin embargo no deja de ser un hecho que la discriminación de especie sigue, imponiéndose sustentando una cultura consumista que se lucra de la esclavitud de los animales no-humanos. Pero contrario a este paradigma cultural está la idea de que los animales deberían tener un espacio en este mundo que también es suyo y vivir libremente sin las ataduras que el animal humano le ha impuesto.
Desde el principio de la historia el hombre se ha autodenominado la especie dominante del planeta, sin ningún tipo de escrúpulos a la hora dominar a las demás especies con las que comparte este planeta. Esto es lo que se denomina especismo, es decir, la actitud antropocéntrica de favorece a los miembros de su misma especie mientras ignora los intereses básicos de otras y que se ha institucionalizado en nuestra sociedad como una de las formas más disimuladas pero también más fuertes de discriminación y esclavitud. Se nos ha enseñado que los animales y el planeta existen para satisfacer nuestras necesidad, es decir que los únicos intereses que importan en este mundo son los humanos, pues los intereses de las demás especies están subordinados a las necesidades humanas.
La discriminación de la especie ha sido defendida mediante una apelación a la ciencia y a la religión justificando que la explotación de los demás animales es necesaria para la evolución del individuo y la sociedad. El progreso de la civilización está basado en la esclavitud de las demás especies y la explotación de la naturaleza. Sin embargo el especismo es injustificado pues los animales tienen derecho a la vida y nosotros no tenemos autoridad para creernos los dueños del mundo y de sus vidas, es injusto considerar a los animales como propiedad y esclavizarlos, pues aquel que crea esto se asemeja a aquel que proclama el racismo o el sexismo, promoviendo injustificadamente los intereses de un grupo sobre los de otro.
“Los animales del mundo existen por sus propias razones. No fueron hechos para los humanos, del mismo modo que los negros no fueron hechos para los blancos, ni las mujeres fueron creadas para los hombres”.
Alice Walker, autora de “El Color Púrpura".
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